Hace
más de tres años supimos de unos soldados alemanes, los hermanos
Betel, que sirvieron con los Dragones de Frisia, y que murieron
en el año 1722 en la localidad tarraconense de Ulldecona.
Hace
pocos días supimos de unos oficiales flamencos, los hermanos
Poyvre, que sirvieron con los Dragones de Frisia, y que murieron
en el año 1692 combatiendo en Flandes a las órdenes del príncipe
de Steenhuyse.
En
ambos casos, se trata de los militares más antiguos que sirvieron en
el Regimiento de los que tenemos conocimiento, los unos en la clase
de oficiales y los otros en la clase de tropa...
Hoy
os voy a presentar a Martín Jorge, también muy antiguo, casi
tanto como sus compañeros alemanes, pero al contrario que los otros
parece que fue un poco malandra... aunque con muchísima suerte.
MARTÍN JORGE
Por
situarle, se trata de un soldado que servía en el regimiento durante
el año 1728, año en que los dragones estaban mandados por el
coronel don Alberico Tornielli, que tambien era el coronel de
los hermanos Betel, y también existe constancia documental de que
formaban parte de la guarnición de la plaza de Lugo, cumpliendo
servicio de vigilancia de caminos y persecución de vagos y
bandoleros.
Por
aquellas fechas, no sabemos las razones que le pudieran llevar a
ello, según parece desertó del regimiento y, tras ser apresado y
juzgado, fue condenado a ser pasado por las armas... y aquí viene
lo bueno, el caso fue presentado al Rey y por cuestiones que más
adelante quedan explicadas, y fue absuelto y autorizado a ser
restituido libremente en su puesto.
…
El
indagar si el acusado ha recibido el prest, pan, vestuario y demás
que le corresponde, es tan esencial, que si un reo comprobase le han
faltado, no podría imponérsele pena alguna corporal. Así lo
resolvió S.M. en un proceso contra Martín Jorge, soldado del
Regimiento de Dragones de Frisia, sobre deserción, condenado a ser
pasado por las armas, en que resultaba que a este reo no se le habían
dado efectivos en dinero seis pesos en que se había enganchado, por
haberle retenido su capitán algunos reales que importaron unas
camisas, corbatines, medias y zapatos que le había comprado, y
consultando el Consejo lo conveniente el 16 de septiembre de 1728,
resovió S.M.:
Que
volviese este soldado a servir en su compañía libre, y se le
satisfaciesen los seis pesos por entero, que se le ofrecieron de
entrada; y que los capitanes de este regimiento, cuando recibiesen
soldados, les cumpliesen lo que prometían a los reclutas, sin
desfalcarles cosa alguna para prendas de vestuario, ni con otro
motivo.
Por
esta Real resolución se conocerá lo delicado de este punto, pues
habiendo este soldado recibido todo el valor de los seis pesos, que
fue su enganchamiento, en prendas para su uso, porque no se le dieron
en la misma especie de dinero que se le prometió, no solo le libertó
el Rey de la pena capital en que había incurrido por desertor, sino
que le absolvió enteramente, porque su capitán había faltado al
contrato celebrado en su asiento de plaza.
En
conclusión, el Rey entendió que el regimiento al no haber cumplido
estrictamente su parte del contrato había habilitado al
soldado para romperlo y salir corriendo, por lo que ordenaba había
que regresar al punto de partida... ¡Cualquiera le llevaba la
contraria al Rey!
Por
otro lado, no sabemos como terminaría este hombre.
Guillermo
C. Requena
FUENTES:
Juzgados
militares de España y sus Indias. Tomo III. Félix Colón
Larriátegui. Madrid 1817.
Nuevo
Colón o sea Tratado del derecho militar de España y sus Indias,
Tomo II. Alejandro de Bacardí. Barcelona 1878.
BNE- Hemeroteca
Digital.
BVD- Biblioteca Virtual
Defensa.
BOE-
Gazeta Colección Histórica.
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