Sería
interesante saber cuántos de aquellos que sirvieron en los Lanceros de
Villaviciosa, a lo largo de su historia, alcanzaron el empleo de
teniente general... de momento tengo localizados a cinco o seis...
hoy vamos a conocer la vida de uno de ellos.
Ningún
momento mejor, próximo a cumplirse el 120 aniversario de la gesta de
Baler, para hablar de este militar que fue parte importante del
ejército que, hasta el último momento, defendió la provincias
españolas de Filipinas de los ataques insurgentes apoyados por los
EE.UU. que finalmente se apoderaron de las islas ...
D.
Luis Huerta Urrutia luchó en Cuba durante casi seis años
(1871-1877), allí fue herido de gravedad, y durante su transcurso
pasó de teniente a coronel graduado teniente coronel de
caballería; posteriormente pasó sirviendo más de ocho años en
las islas Filipinas, realizando diversos cometidos... En 1888 regresó de aquellas lejanas tierras y pasó unos meses en los
Lanceros de Villaviciosa, que guarnecían Badajoz a las
órdenes del coronel don Tulio Agudo Velasco, pero fueron pocos
meses, ya que a comienzos de 1889 ascendió a coronel y se le asignó
el mando de una Unidad.
En
el verano de 1890 marchó de nuevo a Filipinas, a las órdenes del
capitán General Weyler, se le adjudicó interinamente el gobierno de
Mindanao, y participó en numerosas acciones de campaña contra los
insurgentes... teniendo que regresar a la Península por enfermedad a
finales de 1891... confiriéndosele el mando de un regimiento de
caballería, el de Cazadores de María Cristina nº 27, que hacía
pocos años se había formado en Alcalá de Henares,
Ya
de general de brigada, viajó por tercera vez a las Filipinas, en
1895, y se le encomendó el mando de una de las brigadas de la
División Mindanao, y posteriormente el gobierno de Joló...
tuvo tan brillantes acciones bélicas que le valieron la promoción a
general de división, a pesar de tener que entregar, por orden
superior, la plaza de Joló y sus fuertes a las tropas americanas...
en el año 1899.
Regresó
a la Península...
LUIS
HUERTA URRUTIA
Burgos
26.5.1850 – Barcelona 21.12.1921
Teniente
General del Ejército, Jefe de la Casa Militar del Rey y Comandante
General del Real Cuerpo de Guardias Alabarderos, Capitán General de
Aragón, Jefe de la División de Caballería, 2º
Jefe de la Capitanía General de Canarias y Gobernador Militar de
Santa Cruz de Tenerife y de las islas de Tenerife, Gomera, Palma y
Hierro,
Gobernador de Joló, Coronel de Cazadores de María Cristina nº 27,
Teniente
Coronel de Lanceros de Villaviciosa,
Cruces blancas de primera y segunda clase del Mérito Militar. Cruces
rojas de primera, segunda y tercera clase de la misma Orden,
Encomienda de Isabel la Católica, Tres Grandes Cruces Rojas del
Mérito Militar, dos de ellas pensionadas, Gran Cruz de María
Cristina, Gran Cruz de San Hermenegildo, Gran Cruz roja del Mérito
Naval, Gran Cruz de Nicham Iftikhar de Túnez, Medallas de Cuba,
Mindanao, y Alfonso XIII, Gran Cruz de Carlos III.
Tuvo
varios hermanos, Rafael
Huerta Urrutia
(*3.7.1854), Coronel Jefe del regimiento Lanceros de Farnesio, Andrés
Huerta Urrutia
(*2.2.1856), General de brigada de Caballería, Coronel Jefe del
regimiento Cazadores de Almansa, Antonio
Huerta Urrutia,
Oficial de Caballería, y Juan
Huerta Urrutia,
Comisario de Policía, Caballero de la Orden de Carlos III.
Casado
con Francisca Topete de los Ríos (*1859).
Tuvieron seis hijos (Juan (*1879) teniente coronel de infantería,
María (*1881), Rita (*1883), José (*1885) comandante de caballería,
Lucía (*1888), Paquita (1895).
CRONOLOGÍA
Nació
el día 26 de mayo de 1850 e ingresó en el Colegio de
Caballería el 7 de enero de 1865, siendo promovido al empleo de
alférez y destinado al regimiento Húsares de la Princesa en julio
de 1868. Por la gracia general del mismo año le fue concedido el
grado de teniente. Se encontró en los sucesos de Málaga el 1º de
enero de 1869, otorgándosele por ello la Cruz roja de primera clase
del Mérito Militar, y en octubre siguiente cooperó a la persecución
y exterminio de las partidas republicanas de Andalucía, tomando
parte en las acciones de Esparragal y Setenil, por las cuales alcanzó
el grado de capitán.
Pasó
al ejército de Cuba con el empleo de teniente en febrero de 1871,
permaneciendo desde mayo en constantes operaciones de campaña en
dicha isla, y se halló, entre otras muchas acciones, en la sostenida
el 6 de abril de 1872 en la loma de Alcalá, en la que fue herido
gravemente. Estos servicios le fueron premiados con el empleo de
capitán y el grado y empleo de comandante. Se trasladó a la
Península en uso de licencia, para atender a la curación de su
herida, y habiendo vuelto a Cuba restablecido, prestó nuevamente el
servicio de campaña desde mayo hasta fin de julio de 1873, y desde
septiembre a diciembre del propio año, salió otra vez a operaciones
en abril de 1875 mandando la vanguardia de una columna, y con sólo
30 hombres tomó el campamento de San Antonio el 25 de julio,
cogiendo al enemigo caballos, armas y otros efectos de guerra. Por su
buen comportamiento y por haber sido herido en este hecho de armas,
fue agraciado con el grado de teniente coronel. Estuvo también en la
toma del campamento de Peralejos el 21 de diciembre; batió a los
insurrectos el 11 de mayo de 1876, distinguiéndose tan notablemente
que fue citado con elogio en la orden general de su división del día
siguiente; concurrió el 27 de junio a la acción de Puerto
Escondido; el 11 de septiembre a la de San Felipe de Poventa, por la
que se lo concedió el empleo de teniente coronel; el 24 de enero de
1877 a la del Ingenio de Oriente, y desde el 25 de marzo al 1º de
abril a las libradas en el Zanjón, Sibanicú y Puente de Imías,
obteniendo el grado de coronel.
Regresó
a la Península en agosto de dicho año 1877, quedando de reemplazo
hasta que en mayo de 1878, fue colocado en la comisión de reserva de
Toledo.
En
noviembre de 1879 se le destinó a las islas Filipinas donde durante
ocho años desempeñó varios cometidos, hasta su retorno a la
Península en febrero de 1888.
Durante
el mencionado año de 1888 perteneció, en territorio peninsular,
sucesivamente al regimiento Reserva núm. 4 y al de Lanceros
de Villaviciosa hasta su ascenso a
coronel, por antigüedad en enero de 1889, que le fue conferido el
mando del regimiento reserva núm. 25.
En
agosto de 1890 marchó nuevamente al archipiélago filipino a las
órdenes del capitán general del mismo, Valeriano Weyler. Allí
desempeñó, entre otros cometidos, el de gobernador
político militar interino de Mindanao,
y realizó operaciones de campaña, desde febrero hasta agosto de
1891, para someter a la obediencia a los moros rebeldes de varias
rancherías a los cuales batió repetidas veces. Llevó a cabo
diversos reconocimientos, sosteniendo frecuentes escaramuzas;
construyó un fuerte en Malabang y, mandando dos columnas, llegó
hasta la laguna de Lanao, donde el enemigo, en número considerable,
se defendió tenazmente en dos cotas, que le fueron tomadas,
causándole 97 muertos y cogiéndole cinco lantacas y bastantes armas
de fuego y blancas. Tomó después otra cota en el bosque de Maraní,
haciendo a los moros 15 muertos y apoderándose de un cañón, cuatro
lantacas y otros efectos, y construyó un fuerte en Liangang y otro
en Mismungang. Por el distinguido mérito que contrajo en estas
operaciones se le otorgó la cruz roja de tercera clase del Mérito
Militar, pensionada con la semidiferencia entre el sueldo de su
empleo y el superior inmediato, habiendo sido recomendado por el
Capitán general de Filipinas para su ascenso en ocasión oportuna.
En noviembre del citado año 1891 embarcó con licencia por enfermo
para la Península, a la que fue destinado en mayo de 1892, se le
confirió en agosto siguiente el mando del regimiento de María
Cristina, el cual conservó hasta que en enero
de 1894 fue promovido a general de brigada.
En
consideración a los servicios y circunstancias del Coronel de
Caballería, núm. 6 de la escala de su clase, D. Luis Huerta y
Urrutia, que cuenta la antigüedad de 23 de Marzo de 1877 y la
efectividad de 21 de Diciembre de 1888, y con arreglo a lo dispuesto
en las leyes de 14 de Mayo de 1883 y de 19 de Julio de 1889; En
nombre de Mi Augusto Hijo el Rey D. Alfonso XIII, y como Reina
Regente del Reino, Vengo en promoverle, a propuesta del Ministro de
la Guerra y de acuerdo con el Consejo de Ministros, al empleo de
General de Brigada, con la antigüedad de esta fecha, en la vacante
producida por ascenso de Don Fernando Ablanedo y Cobo, la cual
corresponde a la designada con el núm. 106 en el turno establecido
para la proporcionalidad por Real orden de 7 de Octubre de 1889. Dado
en Palacio a veintidós de Enero de mil ochocientos noventa y cuatro.
MARIA CRISTINA [Gaceta de Madrid 23.1.1894]
Destinado
nuevamente, en enero de 1895, al ejército de las Islas Filipinas, se
le confió a su llegada a las mismas, en el mes de abril, el mando de
la 2ª brigada de la División de Mindanao, y quedó prestando
servicios de campaña, por los cuales obtuvo la Gran Cruz roja del
Mérito Militar.
La
2ª Brigada Sur y Bahía Illana, mandada por el General Luis Huerta
se articulaba en dos medias brigadas diseminadas también en pequeños
fuertes o guarniciones.
1ª Media Brigada al mando del
coronel José María Vega, con los Regimientos de Infantería nº 69
y nº 71 (Campamento de Marahui)
2ª Media Brigada al mando del
Coronel Francisco Fernández Heredia, Conde de Torrea Alta, con los
Regimiento de Infantería nº 72 y Regimiento de Artillería
(Campamento de Marahui).
Desempeñó
desde abril de 1896 el cargo de gobernador
político militar de Joló;
descubrió en la plaza de este nombre, en el mismo año, un vasto
complot en sentido rebelde, cuyos promovedores y los en él
comprometidos, quedaron sujetos al fallo de la ley; fue premiado por
este servicio con la Gran Cruz roja, pensionada del Mérito Militar,
y con motivo de un movimiento sedicioso en la isla de la Paragua
envió en auxilio de su gobernador el crucero «Velasco», que se
hallaba a sus órdenes. En 1897 descubrió también y logró contener
con su energía varios intentos de rebelión en el territorio de su
mando siendo con tal motivo recompensado con la Gran Cruz de María
Cristina. Al quedar rotas en 1898 nuestras relaciones con los Estados
Unidos de América, y en previsión de que llegase a establecerse,
como sucedió, un completo aislamiento con las autoridades superiores
del archipiélago filipino, dictó acertadas disposiciones para
seguir el curso de la guerra y asegurar el abastecimiento de víveres
para las fuerzas a sus órdenes y para la colonia joloana. Organizó
convenientemente la defensa de la plaza de Joló para el caso de que
se presentasen en sus aguas buques enemigos; comunicó al Sur de
Mindanao, por medio del cañonero Mindoro, la noticia, que allí se
desconocía, de haberse declarado la guerra; hizo gestiones cerca de
diferentes armadores y capitanes de buques ingleses para que
visitasen las islas Visayas y Mindanao, abasteciéndolas de víveres,
de los cuales estaban escasas, y mantuvo con las autoridades de ellas
periódicas y seguras comunicaciones. Prestó auxilios en metálico y
víveres a los Gobernadores político militares de la Paragua y
Balabac; tomó medidas que le permitieron conocer las negociaciones
del Sultán de Joló con los representantes de los americanos y que
tendían a crearnos nuevos conflictos; consiguió que fracasasen los
intentos revolucionarios de dicho Sultán; impidió que entrase en su
territorio contrabando de guerra; logró atraerse a los moros más
poderosos de la isla, los cuales hubieran permanecido neutrales, de
no combatir a nuestro lado llegado el caso, y mantuvo una vigilancia
extremada y un tacto especial para que no repercutiera en el
Archipiélago de Joló el grito de la insurrección, como era de
temer, teniendo en cuenta que eran indígenas la guarnición de la
capital y los destacamentos de Siassi, Tataán y Bongao y que existía
en la colonia un crecido número de deportados. Habiéndose
presentado el 28 de octubre del citado año 1898 en las inmediaciones
del reducto exterior Princesa de Asturias un grupo de moros de los
llamados juramentados, que asesinaron a cinco paisanos en las casas
próximas, se personó en el expresado reducto y tomando las
disposiciones convenientes, se empeñó un combate con fuerzas de
infantería y caballería, del que resultaran 13 enemigos muertos,
teniendo solamente por nuestra parte un soldado herido. Cumpliendo
órdenes superiores, dispuso y se efectuó sin el menor incidente, en
enero de 1899, la evacuación de las Comandancias político militares
de Tataán y Bongao, cuyos destacamentos, compuestos de tropas
indígenas, se incorporaron al del poblado de Siassi, que por la
importancia de su comercio quedó protegido contra la rapiña de los
moros hasta que, por medio de un convenio entre éstos y los
comerciantes cristianos y chinos, fueron aseguradas las vidas y
propiedades. Sostuvo la disciplina en las referidas fuerzas indígenas
y el respeto a nuestro pabellón hasta el 21 de Mayo siguiente que,
previo mandato del Comandante en Jefe de las tropas españolas en
Filipinas, hizo entrega a las americanas, con los honores debidos, de
la plaza de Joló y sus fuertes, embarcando seguidamente para
Zamboanga con las fuerzas españolas e indígenas, y efectuándolo
luego para la Península, donde a su llegada en el mes de julio de
1899 quedó en situación de cuartel. Por los distinguidos servicios
que prestó en el último período de su permanencia en el
Archipiélago de Joló, en el que demostró extraordinario celo y
relevantes dotes de mando, fue propuesto para una señalada
recompensa.
En
consideración a los servicios y circunstancias del General de
Brigada D. Luis Huerta y Urrutia; En nombre de Mi Augusto Hijo el Rey
D. Alfonso XIII, y como Reina Regente del Reino; Vengo en promoverle,
a propuesta del Ministro de la Guerra y de acuerdo con el Consejo de
Ministros, al empleo de General de División, con la antigüedad de
esta fecha, en la vacante producida por pase a la Sección de reserva
del Estado Mayor general del Ejército de D. José Sáenz de Miera y
Risueño. Dado en Palacio a veintidós de Febrero de mil novecientos.
MARÍA CRISTINA [Gaceta
de Madrid 23.2.1900]
Ascendido
a General de división en febrero de 1900, continuó en la citada
situación de cuartel hasta que en enero de 1901 fue nombrado segundo
Jefe de la Capitanía General de Canarias y Gobernador Militar de
Santa Cruz de Tenerife y de las islas de Tenerife, Gomera, Palma y
Hierro.
En diferentes ocasiones estuvo encargado interinamente del despacho y
del mando de la Capitanía General de Canarias.
Por
Real orden expedida por el ministerio de Hacienda en 17 de Julio de
dicho año 1900, se manifestó el agrado con que S. M. había visto
su gestión en el destino de Gobernador político-militar de Joló,
así como la exactitud y claridad de las cuentas que presentó, en
las cuales demostró su extraordinario celo por los intereses del
Tesoro.
Se
le confiaron en enero de 1902 los cargos de Subinspector
de las tropas de la séptima Región y Gobernador Militar de la
provincia y plaza de Valladolid,
encargándose en varios períodos de tiempo del despacho de la
Capitanía General de Castilla la Vieja. Le fue concedida en octubre
del año último citado la gran cruz roja del Mérito Naval en premio
de servicios que prestó, siendo Gobernador político-militar de Joló
durante la sublevación habida en dicho punto en 1893.
Desde
enero de 1903, manda la División de Caballería. Ha ejercido
interinamente, alguna vez, las funciones de Gobernador Militar do la
provincia de Madrid. En las maniobras de Caballería efectuadas en
Aragón en 1904, desempeñó el cargo de Jefe del bando Sur. Mandando
el bando Este, concurrió también a las maniobras de conjunto que
tuvieron lugar en la primera Región en Octubre de 1906, habiéndosele
dado las gracias de Real orden por el resultado en ellas obtenido.
Por delegación del Capitán General de la mencionada primera Región
pasó la revista de inspección prevenida en Real orden de 15 de
Marzo de 1907 a la sección de tropa de la Escuela de Equitación
militar, a los Regimientos de Caballería de Pavía, Princesa, Reina
y Príncipe, a los de Artillería 4.° ligero de campaña y 10º
montado, a los Cantones de Vicálvaro y Alcalá, al Hospital Militar
y Servicios administrativos de este último punto, a la Caja de
Recluta y Batallón de segunda reserva, número 5, y a la tercera
Compañía de la Comandancia de tropas de Administración Militar.
Por el celo que desplegó en dicha revista se le dieron también las
gracias de Real orden. En Octubre de 1909 marchó a Melilla, en donde
se hallaba parte de su División, y habiendo emprendido operaciones
de campaña, ejerció durante algún tiempo el mando del campamento
de Nador, asistiendo el 6 de Noviembre a la toma de Hidum y el 7 a la
de Tiguil-Mamin. Posteriormente, y mandando una División
constituida por la Brigada de Húsares, varios Cuerpos y Compañías
de Infantería, una batería de Artillería Shneider y una sección
de Ingenieros, cooperó a la toma y ocupación de las posiciones de
Sebt-Ulad, Dand y meseta de Atlaten. Se encontró además el 1º de
Diciembre en el reconocimiento hecho sobre Cala Cazaza y Punta Negrí,
y embarcó el 18
para la Península, regresando el 21 a este Corte. Por los anteriores
servicios de campaña fue recompensado con la gran cruz roja
pensionada del Mérito Militar. [Gaceta
de Madrid 30.8.1910 ].
Promovido
al empleo de teniente general del Ejército.
En
consideración a los servicios y circunstancias del General de
división don Luis Huerta y Urrutia, Vengo en promoverle, a propuesta
del Ministro de la Guerra y de acuerdo con el Consejo de Ministros,
al empleo de Teniente General, con la antigüedad de ésta fecha, en
la vacante producida por pase a la Sección de Reserva del Estado
Mayor General del Ejército de D. Ricardo Ortega y Diez. Dado en San
Sebastián a veinticinco de Agosto de mil novecientos diez. Alfonso.
[Gaceta de Madrid 30.8.1910]
Capitán
General de Aragón
1910-1917
Nombrado
Capitán General de la 5ª Región (Aragón) cargo que desempeñó
durante siete años.
Vengo
en nombrar Capitán general de la 5ª Región al Teniente general don
Luis Huerta y Urrutia. Dado en San Sebastián a primero de Septiembre
de mil novecientos diez. ALFONSO [Gaceta de Madrid 2.9.1910]
|
Weyler (Jefe de E.M. Central del Ejército) y Huerta (Capitán General de Aragón)
durante una visita realizada a los Talleres Mercier de Zaragoza.
|
Jefe
de la Casa Militar del Rey
Comandante General de Alabarderos
1917-1920
|
Mundo Gráfico 11.7.1917 |
En
el verano de 1917 es nombrado Jefe de la Casa Militar del Rey y
Comandante General del Cuerpo de Reales Guardias Alabarderos. Un mes
escaso después, viaja a Zaragoza con motivo del fallecimiento de su
nieto Luisito Villarroya Huerta.
1920
Cesa
en el cargo por pase a situación de reserva, y recibe la Gran Cruz
de Carlos III.
Real decreto
disponiendo que el Teniente general D. Luis Huerta y Urrutia cese en
el cargo de Jefe de la Casa Militar y Comandante general del Real
Cuerpo de Guardias Alabarderos y pase a la situación de primera
reserva. [Gaceta de Madrid núm. 148, de 27/05/1920, página 787].
1921
Realizando
una visita a una de sus hijas que residía en Barcelona, fallece en
aquella ciudad el día 21 del mes de diciembre de 1921, siendo
trasladados sus restos a Zaragoza donde fueron enterrados en el
cementerio de Torrero.
Guillermo
C. Requena
FUENTES:
BNE- Hemeroteca
Digital.
BVD- Biblioteca Virtual
Defensa.
BOE- Gazeta Colección
Histórica.
PARES-Ministerio de
Educación
BVPH-Ministerio de
Educación