JUAN VERGARA MONTERO DE ESPINOSA
Comandante de caballería del regimiento
Príncipe 3º de coraceros, Capitán del regimiento Villaviciosa 6º de lanceros, Veterano de las dos primeras Guerras Carlistas, Cruz de la Orden
de San Fernando 1ª clase, Cruz de la Orden de San Hermenegildo.
Genealogía
Hermano de Joaquín Vergara Montero de
Espinosa, coronel graduado teniente coronel de caballería, que estuvo gran parte de su carrera con los de
Villaviciosa, asistió a la Vicalvarada, pasó unos años al ostracismo con la
toma del poder de O’Donnell, se recuperó, volvió al regimiento y participó en
las más famosas acciones bélicas de la llamada Guerra de África.
Posiblemente fuese
primo hermano materno de José Rubio-Guillen Montero de Espinosa que llegó a ser coronel del regimiento Villaviciosa 6º de lanceros que
obtuvo, bajo sus órdenes, la Corbata de la Orden de San Fernando en la llamada “Vicalvarada”.
Cronología
1836
… el 16 de marzo, a las 4:30 de la tarde,
aprovechando los carlistas los accidentes del terreno y bosques contiguos al
Castillo de la Piedra en el camino de Bilbao, atacó los puestos avanzados de
nuestro Ejército, dando lugar a que se mostrase de una manera notable el arrojo
y valor de la fuerza que mandaba el teniente Rubio-Guillén Montero de
Espinosa. Cubrían dichos puestos avanzados las tropas de la primera columna
auxiliar portuguesa al mando del general Das Santas; un batallón enemigo en
masa se dirige por el arrecife a envolver la posición por la izquierda, al
mismo tiempo que una extensa línea de tiradores sostenidos por otros dos batallones
seguían el movimiento por las alturas de la derecha desde las inmediaciones del
citados Castillo hasta la elevada montaña de Galvea; en tanto, otro batallón
descendía por la parte opuesta del río para atacar por la del arrecife.
Este
combinado ataque hizo que las compañías portuguesas a pesar de hallarse
cortadas se tuviesen que replegar, bien que defendiéndose con valor y heroísmo.
El barón Das Antas se dirigió al punto atacado con la poca fuerza que reunió en
aquel momento seguido de la compañías de referencia del Provincial de Granada,
logrando contener por entonces al enemigo y dando lugar a que llegase el 4º
Regimiento de Cazadores y el 6º de Infantería portugueses. Entonces el general
en jefe Conde de Ezpeleta dispuso que estos dos cuerpos siguieran a su general,
y que el coronel Castañeda, con el 1er batallón de Infantería de Zaragoza,
subiese por la izquierda del enemigo atacándole de frente por tener este
adelantada su derecha y ocupado posiciones ventajosas sin poder contenerles y
contrarrestarle nosotros en todos los puntos por no tener fuerzas suficientes.
En
este estado se hallaba la acción cuando llegaron al punto de la refriega el teniente
Rubio-Guillén (Montero de Espinosa) y el alférez Vergara (Montero de Espinosa)
con 40 caballos del Extremadura, pues el resto estaba empleado de escolta;
observan el peligro en que se hallan las compañías portuguesas avanzadas, oyen
gritar desde la altura al ayudante del coronel Castañeda, D. Juan de Castro
“Cárguese si se han de salvar esas dos Compañías”, y no dudando un momento, sin
reparar en lo arriesgado de la empresa, forma el teniente Rubio-Guillén sus 40
caballos en columna de a cuatro, recuerda a su tropa el valor nunca
desmentido del 3º de Ligeros y carga y atraviesa por medio del batallón
situado en la columna sobre el arrecife matando e hiriendo a gran número de
carlistas y haciendo huir a no pocos que arrojaban las armas para hacerlo más
prontamente. Desciende inmediatamente otro batallón faccioso desde el monte
Galvea y se escurre con la fuerza ya rehecha después de la carga del que estaba
en el arrecife y cierran en masa en el mismo sitio para impedir la vuelta de
nuestros 40 caballos. El teniente Rubio-Guillén había llegado a su carga hasta
la Venta del Mal Abrigo y, no encontrando enemigo, trató de volver por el mismo
sitio y lo verificó cargando por segunda vez a la misma fuerza ya reforzada,
sobre quién pasó a la ida, y sufriendo el fuego que de derecha e izquierda del
camino se le hacía, uniéndose a la columna de que dependía con admiración de
esta que creyó perdida en su totalidad la caballería. En esta segunda carga no
solo consiguió causar muchas pérdidas al enemigo sin más por la suya que un
caballo muerto y tres heridos, sino que aún rescató un sargento y dos soldados
portugueses que ya tenían prisioneros los carlistas. Estas brillantes cargas
decidieron la acción a nuestro favor, introdujeron el desorden entre los
rebeldes que hubieron de pronunciarse en retirada, y salvaron las compañías
portuguesas avanzadas.
Este
puñado de valientes fue recompensado largamente siendo recomendado el teniente
Rubio-Guillén a S.M. para la efectividad de capitán y proponiéndose al propio
tiempo se abriera juicio contradictorio para que pudiera optar a la Cruz
Laureada de San Fernando de 2ª Clase, que le correspondía por el
distinguidísimo mérito que había contraído; al alférez D. Juan Vergara para
la Cruz de San Fernando de 1ª Clase, al cabo de la 5ª compañía Ramón
Muñoz, que especialmente se había distinguido al lado del teniente Guillén, le
concedió el teniente general la cruz de Isabel II en el acto y, además, el
empleo de sargento 2º, y así mismo la situada cruz al Sargento 2º Juan Castilla
de la 5ª compañía, al de igual clase Luis Zalazar y al soldado Basilio Moreno
de la 3ª y al cabo Antonio Ruiz y soldado Juan Alcañiz de la 2ª, siendo
recomendados los restantes individuos al gobierno de S.M. Pero lo que debió
galardonarlos más ampliamente fue que al presentarse el teniente Guillén con
los valientes que mandaba delante del barón de Das Antas, le dio este general
un estrecho abrazo diciendo en voz alta: “Ninguna caballería del mundo podrá
hacer más que lo que acaba de ejecutar esta”, y dio un viva que fue
repetido por las tropas españolas y portuguesas a la incomparable valentía de
sus bizarros soldados. No fue esto todo, el comandante general conde de
Ezpeleta después de haber repetido lo que anteriormente dijo el general
portugués previno al teniente Guillén decir en su nombre las gracias a los
valientes que sin arredrarse a vista de tan superiores fuerzas enemigas las
cargaron, arrollaron y dispersaron dando un completo día de gloria a la Reina y
a la Patria.
En
estas dos cargas arrojaron los rebeldes gran número de armas que fueron
recogidas por nuestra Infantería. El general Castañeda recomendó al comandante general
al soldado de este regimiento Antonio González, que tenía de ordenanza,
manifestando que siempre que le fue posible marchó delante del Batallón de
Zaragoza cargando continuamente solo a los enemigos. Todo lo que llevamos
referido consta del parte que el comandante general conde de Ezpeleta dio el 27
de este mes al general en jefe, y por la circular que el inspector general de caballería
pasó a los cuerpos del Arma el 26 del mismo, mandando se consignara en la historia
de este Cuerpo, para eterna memoria, un hecho de tanto valor y heroísmo y que
se expresasen los nombres de todos los individuos que habían contribuido a una
acción tan arrojada, siendo los de los que no se premiaron en el acto y fueron
recompensados después: de la 2ª compañía, el trompeta Juan Pérez; los cabos
segundos José Rodríguez y Aquilino Vargas, y los soldados Juan Álvarez, José
Pérez, Vicente Compan, Vicente Broche, Antonio Castro, Isidro Martínez, José
María Martínez, Ángel González, Juan Pérez, José Jiménez y Julián Arcas; de la
3ª, los cabos primeros Miguel de la Cruz y José Naranjo, y los soldados Paulino
del Rey, Francisco Correas, Benito Gredilla, José Lozano, Nemesio Higueras,
Pedro González, Ramón Braojos, Isidoro Gálvez; y de la 5ª, el trompeta Braulio
Tobías, y los soldados Francisco Cuesta, Juan Romero, Nicolás Mateos, Antonio
Cordón, Antonio García, Antonio Tovar, Antonio Muñoz, José Domínguez y
Francisco Reina.
La
circular del Inspector del Arma de fecha 26 de marzo dice así: “Inspección
General de Caballería. Por los oficios de V.S. de diez y siete y diez y nueve
del actual me he enterado del heroico comportamiento que el capitán graduado
D. José Rubio-Guillen teniente del regimiento del mando de V.S., el alférez D.
Juan Vergara y los cuarenta hombres montados que aquel mandaba se
condujeron en la tarde del diez y seis de este mes en las inmediaciones de la
Venta de Mal Abrigo, cargando y destrozando en la estrechez de un camino a una
columna compuesta de un batallón de facciosos, que fueron lanceados y
acuchillados en terreno difícil por un pequeño número de valientes, que al
emprender la acción tan arrojada y con tal alto desprecio de los continuados
peligros que los cercaban han probado para siempre cuanto pueden el valor y
disciplina, unidos al interés que inspira la salvación de la Patria. El
tercero ligero debe con justicia envanecerse de contar en sus filas, tan
bizarros oficiales y soldados; la Caballería toda, que tantos ejemplos de
heroísmo tiene dados en la actual lucha, se congratulará de que pertenezcan a
ella individuos tan valientes; y a mí como a su Inspector General y como al coronel
me honro de haber sido de ese regimiento me cabe la doble satisfacción de tenar
unos compañeros de armas a quienes el Ejército todo admirará con razón y de los
que hará la Historia una particular honorífica y distinguida mención.
Manifieste V.S. a dichos oficiales y tropa el distinguido aprecio que me
merecen dando en mi nombre con toda la solemnidad posible las más encarecidas
gracias al teniente graduado de capitán D. José Rubio Guillen, al alférez D.
Juan Vergara, a los sargentos segundos D. Juan Castilla y D. Luís Salazar, a
los cabos primeros Ramón Muñoz y Antonio Ruiz, a los soldados Basilio Moreno y
Juan Alcañiz, y todos los demás Individuos que asistieron de una manera activa
a tan gloriosa acción y cuyo nombre no expreso por ignorarlos. Ínterin S.M. se
digne resolver la eficaz recomendación que hago de aquel inimitable mérito, he
resuelto que este quede solemnemente consignado en el Cuerpo para eterna
memoria a cuyo fin formará V.S. una exacta relación del hecho con expresión de
los nombres y compañía, de los oficiales, sargentos, cabos y soldados que
tuvieron parte directa en aquella heroica carga, de cuya relación me pasará
V.S., un ejemplar que será archivado en esta Secretaría, hará fijar otra en la
de Prevención y distribuirá uno a cada compañía con objeto de que su publicidad
y continuada lectura sirva de admiración y ejemplo a todos los individuos que
existen hoy en al Cuerpo y a los que en lo sucesivo tengan la honra da militar
bajo sus estandartes.
Con
fecha de hoy circulo esta orden los Cuerpos del Arma de mi cargo para que
participando todos sus individuos de la satisfacción que causa en los de una
misma Arma, los hechos heroicos de sus compañeros tributen a los bizarros del
“TERCERO” (que tan señaladamente se han distinguido en la tarde del diez y seis
del actual) el aprecio y consideración que se merecen los valientes, y tengan
entendido que igual honorífica mención he resuelto se haga en lo sucesivo en
todos los regimientos de la misma Arma con respecto a loa que alcancen la
suerte de señalarse de tan distinguida manera. Hará V.S. pública esta
determinación en la Orden del Cuerpo y la comunicará a todos los individuos que
se hallen separados de él. Dios guarde a V.S. muchos años. Madrid veintiséis de
marzo de 1836. Valentín Ferraz. Al Sr. Coronel del regimiento de caballería de
Extremadura 3º Ligero”.
Alta
y preciada honra fue esta para el regimiento, bien que merecida, y más valor la
da el haber sido otorgada por el dignísimo general D. Valentín Ferraz de
imperecedera memoria para el Arma y cuyo carácter justo pero severo sabía
galardonar sin confundir el verdadero mérito del regular desempeño, en toda
ocasión y lugar.
El Español, 24 de
marzo de 1836
… El capitán graduado
D. José Rubio Guillen, teniente del tercer regimiento de caballería ligera, con
40 caballos cargó al batallón que estaba situado en columna sobre el camino
real, atravesando todo él e hiriendo o matando gran número de facciosos; y cuando
parecía estar expuesta esta corte fuerza a quedar prisionera, porque el
enemigo, rehecho, volvió a unir sus filas rompiendo un vivo fuego sobre ella,
se la ve atravesar otra vez el batallón, sin más pérdida que la de un caballo
muerto y tres heridos, trayendo consigo un sargento y dos soldados portugueses
que habían caído en poder de los rebeldes. Esta brillante carga introdujo el
desorden en la facción, que desde este instante precipitó más su retirada,
procurando unirse a lo grueso de sus fuerzas que ocupaba una posición inmediata
a la venta del Mal-abrigo; y aunque las tropas que seguían en su persecución no
llegaban a la mitad de las enemigas, no vacilaron en atacarlas; pero viendo que
se avanzaban demasiado, y siendo ya de noche, dispuse, de acuerdo con el Sr.
barón das Antas, replegar nuestros batallones a las posiciones que ocupaban
antes del ataque…
… también se
distinguieron… del regimiento de caballería 3.° ligeros D. José Rubio Guillen,
y el alférez del mismo cuerpo D. Juan Vergara; los sargentos segundos
Juan Castillo y Luis Salazar; el cabo 1." Antonio Ruiz, y los soldados
Basilio Moreno y Juan Alcañiz, a quien les recomienda dicho teniente; pero
singularmente lo hace del cabo primero de la 5ª compañía Ramón Muñoz, de quien
dice que no una sola, sino muchas, fueron las acciones de valor que hizo a su
lado, y lo hace acreedor a particular recompensa.
1842
Teniente graduado
alférez de caballería del regimiento Lusitania, en la de tiradores del mismo
regimiento. [El Archivo militar 15.2.1842].
Ambos hermanos ascienden al mismo tiempo.
Teniente de la 2ª del
de Lusitania capitán graduado sin antigüedad, D. Joaquín Vergara, portaestandarte
del mismo regimiento. Teniente de la 5ª del de Lusitania teniente graduado D.
Juan Vergara, alférez del mismo regimiento [El Archivo militar 24.2.1842]
1844Al capitán graduado
ayudante don Joaquín Vergara, empleo de capitán. Al teniente don Juan Vergara,
grado de capitán. [El Boletín del ejército 7.2.1844]
1847Capitán graduado, a mediados del mes de
diciembre es nombrado primer ayudante de caballería.
1852La Paz (Sevilla) 14 de julio de 1852Orden de Plaza de 13 de julio de 1852Servicio para el día 14Gefe de día, el comandante don Juan Vergara,
capitán de caballería de Villaviciosa.—Parada los cuerpos de la
guarnición.—capitán de hospital y provisiones, León. El general gobernador
Rodríguez Soler.—Es copia.— El coronel sargento mayor Julian Purdoy.
1855En el mes de septiembre se le declara
antigüedad en la Cruz de San Hermenegildo.
1860-1862A mediados del mes de noviembre de 1860 se aprueba la colocación del comandante don
Juan Vergara y Montero de Esñpinosa en el regimiento de caballería Lanceros de
Santiago nº 12, que estaba mandado por el coronel don José Agudo Hornero.
1862-1866Se incorpora al regimiento Coraceros de la
Reina 2º de caballería, que estaba mandado por el coronel brigadier don Agustín
Salas Quiroga y, posteriormente, por el coronel don Francisco Keyser Moreno.
1866-1867En el mes de mayo de 1866 es destinado de
reemplazo a Lugo, aunque acaba el año en el regimiento Príncipe 3º de
coraceros, a las órdenes del coronel brigadier don Carlos García Tassara.
1867En los primeros días del mes de julio de 1867
se le concede el retiro.
1876En abril de 1876 es citado al gobierno militar
de Madrid, para recoger documentación e informarle de asuntos que le pueden
interesar.
1879En noviembre de 1879 es citado al gobierno
militar de Madrid, para recoger documentación e informarle de asuntos que le
pueden interesar.
Guillermo C. Requena
FUENTES:
BNE- Hemeroteca Digital.
BVD- Biblioteca Virtual Defensa.
BOE- Gazeta Colección Histórica.
PARES-Ministerio de Educación
BVPH-Ministerio de Educación